Industrias como la agrícola y la piscicultura mejoran su productividad con el uso de gases, principalmente oxígeno y dióxido de carbono.
Industrias como la agrícola y la piscicultura mejoran su productividad con el uso de gases, principalmente oxígeno y dióxido de carbono.
Asegurar el nivel adecuado de oxígeno en el agua es un factor de relevancia para el crecimiento, la salud, el apetito y el bienestar general de los peces. Asimismo, ayuda a reducir los efectos que producen la fatiga y las fluctuaciones del agua, tanto en la cría como en el transporte de ellos.
Es más, la adición de oxígeno en los cultivos puede triplicar la productividad.
Para que las plantas crezcan y florezcan, necesitan agua, nutrientes, calor, luz y dióxido de carbono. Hay una fuerte interdependencia entre estos factores, los que confluyen dentro de ciertos límites, para asegurar los mejores resultados.
Por ejemplo, Los vegetales, las plantas y los árboles de invernadero florecen en una atmósfera ligeramente enriquecida en dióxido de carbono, y al aumentar el contenido natural de 300 ppm a 1.000 ppm, se consiguen significativos incrementos de productividad.
El dióxido de carbono es utilizado para anestesiar a los animales antes de ser sacrificados.